9/5/09

Definiendo...

Acaba tu agonía en lo que, al parecer, es entendido por diversión máxima, por la inmensa mayoría. Trás ello, comienzas a divagar sobre si eres o no una especie de muchacho raro, por no decir algo más ofensivo. Te hallas en un mundo de reflexión contigo y con el exterior, comienzas a pensar, y no sólo cómo ni para qué hacerlo, sino porqué, un motivo, una razón una base sobre la que asentar tus principios y, en consecuencia, tus actos. No hablamos de una forma sutil de encubrir o justificar nuestros actos, hablamos de todo aquello por lo que merece la pena trabajar día a día sin limitarnos al nivel mínimo exigido.

Vuelvo al mundo, lo veo todo nítido, todo mas real, los objetos perceptibles, las personas transmiten y adquieren sabiduría. Hacemos en más oaciones de las necesarias alarde de capacidades no existentes en otros, pero que no por ello los hace menos valiosos. Analizamos frecuentemente comportamientos adyacentes de forma subjetiva, y preveemos sin criterio comportamientos futuros en función de los anteriores, pero la experiencia nos delata, son escasas las ocasiones que resultan exitosas, ya que un acto no define a un individuo, lo hace la frecuencia con que repita el mismo.

Pasamos demasiado tiempo alejándonos de nuestro verdadero fin, de lo que buscamos en nuestra vida, del preciado y ansiado tesoro que constituye nuestra personalidad, es por eso que en más de una situación desconectamos de la misma para buscar lógica alguna al comportamiento manifestado por nosotros y por los demás en situaciones tales como una reunión de amigos. Percibimos información de forma contínua, de forma inesperada a veces, con el fin de concretar lo suficiente en un individuo como para saber qué piensa cuando te observa, es así el comportamiento inmaduro una excepción del que apenas se conoce y que apenas sabe cómo conocer.

Regalamos tiempo a quien no lo merece y privamos del mismo a quien lo necesita. Podríamos entender que pretendemos dar la espalda o ignorar a quien no sea de nuestro agrado, pero la realidad nos demuestra que el individuo que más atención recibe no es el más feliz, sino el más necesitado de ello.

La prueba más obvia de sabiduría se reduce a la definición del individuo, en el cual reside todo cuanto da razón y lógica al mundo en el que vivimos, deducimos de ésta forma que somos el objeto último de estudio y no los que estudiamos.

26/4/09

Estoy hecho un animal

Niños jugando en la calle, padres preocupados por el futuro de éstos, individuos relacionándose, todos interaccionando en un solo fin, vivir. La tierra, el lugar en el que nos desarrollamos y, en definitiva, vivimos, tiene en comparación a nuestra historia toda una vida de la misma. El hombre ha conseguido en pocos siglos avances imposible para cualquier otro animal en la tierra, el desarrollo adquirido por el ser humano dota a éste de un carácter superior a cualquier otra criatura de su alrededor, su racionalidad, su capacidad de relación, su moral.

Andamos por la calle y, de repente, observamos como unos anormales con severa insuficiencia intelectual caminan a la par que arrasan con todos los espejos retrovisores de los coches que se hallan en su camino. Es en estos momentos cuando me planteo si son éstos individuos deshecho evolutivo o, simplemente, una representación de la enorme y cruel realidad que define al ser humano, una pequeña muestra de la tapadera que discretamente mantenemos para ocultar el animal que en realidad somos.

En la madurez que tanto ansiamos obtenemos nada más que insatisfacción por nuestros actos, actos llenos de inseguridad, actos que no merecen ser relatados, actos que sin ser observados, nos acompañan y hacen a los demás vernos como auténticos homínidos. A mi alrededor no observo otra cosa que prehistóricos individuos con los que la evolución no ha sido muy generosa, individuos que conforman ese despreciable ser que ninguno quiere ser, pero que todos sabemos, podemos ser.

Y sin pensar en ello, caes en la cuenta de la necesidad irrefutable de leyes y sistemas que sostengan tal brutalidad, tal pasividad, tales comportamientos y formas de ser, jerarquías, sociedades y, en definitiva, la organización. Organización siempre presente en el ser humano, organización sin la cual el mismo no sería más que un mono muy inteligente. Y mi duda se plantea en el momento en el que tropiezo con el siempre sincero y evidente desarrollo integro de mis adyacentes, desarrollo más que cuestionable, desarrollo que acude a una vaga definición de “leve”. Es aquí, en este importante punto, en el que nos preguntamos si es el ser humano un preso de su propia tapadera, o es, realmente, un ser con valores no cuestionables que aspira al fin último de todo cuanto le rodea.

Nada sería más desolador que descubrir que todo cuanto hemos creado y desarrollado es debido únicamente a que se nos concedieron los medios necesarios para alcanzar tales metas, en este instante nos paramos a pensar, para al final concluir que no estamos siendo como creemos, sino como queremos.

16/4/09

Cuando duerme Dios

El hombre, amo y señor de la tierra, poseedor de cultura, intelecto y destreza máximas, y todas estas virtudes empledas en una sola, vivir. Nos despertamos todas las mañanas felices por tener un nuevo día, nuevos retos a los que enfrentarnos, nuevas posibilidades de aprender, enseñar y compartir, cada día un mundo dentro de uno solo, el nuestro.

Todas las vivencias por las que pasamos contruyen en nosotros una pieza mas del complejo puzzle que nos forma, una pieza más de nuestra identidad, de nuestro carácter, de nuestra calidad personal, de todo aquello por lo que merece la pena movilizarse, de nuestro ser más humano. Vivimos tantos aspectos importantes y evidentes que los tomamos no como algo anormal o inusual, sino como algo a lo que todo individuo se acostumbra tarde o temprano, algo que no nos "incumbe" y que, por lo tanto, nos exime de responsabilidad. No supone un problema el ignorar tales aspectos, lo supone ignorarlos sabiendo de ellos.

El hombre es bueno, o al menos todo hombre en algún momento de su vida, por pequeño que sea, desea serlo, pero esos momentos son siempre tan escasos como sus poseedores. Vacilamos contínuamente sobre qué hacer o cómo actuar ante aspectos que nos impiden vivir como lo hacemos, estados precarios e infrahumanos de individuos con tantos derechos como nosotros o nuestros adyacentes, y siempre llegamos a la misma pregunta retórica: "qué puedo hacer yo si soy un sólo hombre". Esta pregunta aún sin buscar respuesta la encuentra; si un hombre puede cambiarse a sí mismo, conoce cómo piensa, cómo y porqué actua, y sabiéndolo todo sobre lo más impotante, sobre aquello a lo que se reduce cualquier cuestión planteable, es decir, el individuo, entonces puede cambiar el mundo.

La vida humana es valorada de forma muy distinta en función de aspectos muy erróneos, como son el dinero, o el poder, tales aspectos reducen a éstos "superhombres" a deshecho en comparación con semejentes que luchan diariamente por no morir de hambre. En situaciones en que dichos individuos ven su vida pasar ante sus ojos, todos se preguntan, "porqué a mi", "dónde esta Dios", y yo un vez más respondo, aunque no se busque respuesta, Dios está durmiendo.

24/3/09

¡No más mentiras!

El acto no define a la persona, pero si lo que persigue. En ocasiones no actuamos como nos conviene, y la única razón es que no nos conocemos lo suficiente. Lo que entendemos por conocer a una persona, atiende a la descripción más patética y mal estructurada de la verdad. Nadie, absolutamente es quien cree ser, y esto lo digo desde la más grande y severa impaciencia de encontrar mi "yo" más oculto. Y por lógica, nadie nos conoce más de lo que nosotros lo hacemos, es decir, poco o nada...¡hipócritas!

No os engañeis por lo que veis, pues esto no es más que palabra, palabra impulsada por la emoción, emoción sin control que asume y dirige todo cuanto en mi se halla. "No", no es sino una negación de lo que no se debe hacer, haced pues lo que os haga felices y no lo que os obligue a buscar qué hacer para serlo.

Creer sin saber porqué ni para qué, sirve solo para confirmar nuestra inutilidad y escasa capacidad de ser. Nadie admite la realidad en su expresión máxima, es por ello que nos rodea una red de repugnantes mentiras y voluntarias fachadas que involuran tano al tratado como al que trata, y es ésta la razón por la que sin saber cómo explotamos ante comportamienos adveros o inusuales de aquellos que nos rodean y de los que nunca esperaríamos tales actos.

Seamos honestos, el engaño es algo presente en toda vida humana, es algo tan real como triste, triste por su carácter, que hiere más que beneficia. ¡Somos metira!, y sabiendo ésto no hacemos nada por encontrar la verdad, nada por alcanzar un ápice de sinceridad, nada por ser no un nombre ni un prestigio, sino una persona con emociones que siente y hace sentir. La verdad no es innata, es algo que se aprende, es una de las mayores herencias que un hombre puede dejar a sus sucesores, los cuales no son más que masas de carne parlante sin ella.

Es así el mundo tal y como lo veo, un vertedero pintado de blanco, un rio contaminado de color inmaculado, un lugar en el que crecer no es sólo tomar concepción del tiempo pasado, sino enfrentarse a una de las más dificiles metas del ser humano, ELEGIR.

22/3/09

Un juego muy real

¡He llegado! Pude decir esta frase al pasar unas dos semanas, tiempo necesario para asimilar mi nueva vida, mi nuevo rol, mi nueva condición. Y gente de un lado a otro, sin control, sin afán, sin decisión, caminan solo pensando en no pensar, dirigidos a un punto fijo como misiles con un destino sin retorno. Era un nuevo estudiante, torpe, miedoso y confundido, allí me encontraba porque tocaba, allí me trasladé para sin saber cómo y qué hacer algo mejor de mí.

Todos con una posición, todos con un nuevo y marcado camino a seguir, todos menos yo. El comienzo siempre es duro, no te relacionas, no conoces como para intentar conocer más y no quieres conocer más de lo que concoces hasta entonces para no ser decepcionado. Entonces llegas de un lugar en el que eres el conocido a uno en el que eres el extraño, y en medio de este papel asumes tu condición.

Para aquel individuo nuevo, la sociedad es un juego, las relaciones son un juego, y es experto es jugarlo. De esta forma me dispuse a comenzar mi partida en mi nuevo nivel, superior en dificultad y novedad al anterior, pero no imposible de superar.

Y como todo buen jugador aprendí a exprimir mis recursos lo más sensata y rentablemente posible, para así poder elegir una opción no lineal en este particular juego. Rodeado por recursos, empecé a verlos no como tales, sino como algo más, algo que me alejaba de esa forma de evasión, algo que me ayudaba a aferrarme a la realidad más pura, ¡ellos!. Esos individuos que buscaban en mí alguien con quien reir y que paulatinamente han llegado a convertirse en lo que hoy son, amigos.

Sin darme cuenta encontré en este lugar amigos de verdad, personas con las que siento estar seguro, personas con las que me siento en casa, amigos que hacen de nuestros encuentros la mejor de las reuniones, Miembros de algo que empezó como un grupo de aburridos estudiantes y que hoy es la más sincera pandilla de amigos; ¡el Clan Doctoral!

6/3/09

De tanto amar...

El humano es un animal inusual, no por su capacidad de razón, ni por su empatía, sino por su enorme y constante sentimiento de amor, que consigue hacer de él un animal vulnerable, pero feliz.

Como he defendido siempre, la razón se ve eclipsada o limitada por la emoción en más ocasiones de las que nos gustaría, pero seamos sinceros, el sentimiento no cansa, cansa el conocer que alguien siente por uno lo que tu por el primero. Y sin más te sumerges en un mundo de ideas creadas a partir del sentimiento de rechazo a toda relación emocional que persigue no aferrarse a nada ni nadie, para optar así a una vida en la que sea prescindible la emoción. Como he dicho es un mundo creado a partir de ideas, lo cual lo dota de un carácter irreal, por lo que no es valido para el fin que pretende.

De tanto amar se nos cansa el corazón, de tanto amar perdemos la razón, de tanto amar
desconocemos hasta nuestra propia acción. El simple hecho de conocer estar abrumado nos levanta de forma leve sobre la única cima a la que el hombre puede acceder, la sinceridad. sinceridad de ser quien somos ante cualquier situación o contexto, y sinceridad de no ceder ante nadie que nos impida seguir adelante.

La verdad, no soy muy de amar, por ello me veo obligado a desistir en los más que insatisfactorios intentos de vehiculizar mis virtudes hacia metas no marcadas, hacia nada, y seguir adelante como hasta ahora lo he hecho, de forma precisa y sin prisa. Esta es la mera acción que marca mi condición, la de mi vida y la de mi ser, la de mi yo y la de mi persona, y en definitiva la de todo cuanto hago y digo.

4/3/09

Errar es humano

El ser humano, por mucho empeño que destine a corregir u ordenar todo cuanto a su alrededor encuentra, no es perfecto, y como todo ser imperfecto tiene fallos, y a consecuencia de los mismos comete errores.

El imperfecto ser humano cree estar en la cima de su mundo, y controlar su "territorio", pero la cruda realidad deja a este individuo no al nivel de la falda de su montaña, sino al punto de comienzo de ésta. Es decir, el hombre necesita de hechos incuestionables, la mayoría desagradables, en los que se demuestra que todos erramos, y que a partir de asumir ésto la postura más lógica sería subsanar tal error.


Procedemos a partir de ésto a recuperar esos momentos perdidos y a eliminar esas palabras no sentidas para conseguir al fin retomar la situación de inicio, con la que poder seguir viviendo como lo haciamos, felices.